AVANZA 159
miércoles, 5 de junio de 2013
martes, 4 de junio de 2013
A nosotros nos preocupa que es un país que se remata a sí mismo, que se suicida a sí mismo, que se vende al mejor postor.
El docente e historiador Gonzalo
Abella, ha concretado por años una larga peregrinación por el país y zonas
limítrofes, detrás de investigaciones, estudios e intercambio culturales que lo
llevan a tener un profundo conocimiento de culturas, costumbres, saberes y
realidades de hombres y mujeres de nuestro tiempo.
Es autor, entre otros
títulos, de “La leyenda de Soledad
Cruz”, “Desde Otros Ojos”, “Lanzas de Tacuara”, “La cachimba”, “Saguaipé”, “La
Memoria Invencible”, “Artigas, el Resplandor Desconocido”, “Hombres gauchos,
Mujeres gauchas”, “Nuestra Raíz Charrúa”, “La Educación en los Tiempos del
Hambre”, “Mitos, Leyendas y Tradiciones de la Banda Oriental”, “Historia
Diferente del Uruguay”, “Stalin: luces y sombras”, “Orientalitos”,
“Orientalitos II”. Ha tenido además prolongados contactos e intercambios en
aldeas y comunidades de pueblos originarios del continente y junto a su esposa
Isabel recopilando la memoria anciana de
descendientes charrúas y afroamericanos.
En los últimos tiempos ha
participado de múltiples actividades en defensa del ambiente y los recursos
naturales, marchas y movimientos que se han desarrollado en diferentes puntos
del país, contra el modelo extranjerizador de nuestra tierra y que conlleva la
aniquilación de nuestro sistema productivo y de la soberanía alimentaria.
Quizás por ello y múltiples razones más acepta la propuesta de la Unidad
Popular – Asamblea Popular de encabezar la fórmula presidencial junto al
dirigente sindical Gustavo López.
El Quincenario Avanza, entrevistó a este luchador por las causas nacionales, que hoy asume otra
responsabilidad sobre sus hombros, pero dentro del marco de concepción de un
país que claramente debe cambiar de rumbo.
- Avanza - ¿Es una coyuntura
adecuada para desarrollar un programa de reconstrucción nacional?
- Abella – Lo primero que nos
mueve en estos momentos es recordar que el planeta está viviendo en este siglo
XXI, un momento dramático como nunca estuvo antes expuesta la humanidad. En las
próximas décadas se va a decidir si la humanidad quiere suicidarse o si quiere
sobrevivir, sabiendo que la humanidad para sobrevivir necesita un cambio muy
importante en las formas de producir, en la forma de apropiar el producto, en
la forma de consumir y en las formas de respetar a la naturaleza.
En primer lugar en este siglo
XXI, -si bien nosotros somos hijos del siglo XX-, y pensando en nuestros hijos
y en nuestros nietos, estamos en una coyuntura planetaria nueva, inédita. Si
alguna vez se temió allá por los años 60` del siglo pasado, por un holocausto
nuclear, hoy el holocausto nuclear sigue siendo desgraciadamente una
posibilidad, pero la posibilidad de una hecatombe ambiental con inmensas
multitudes del planeta sufriendo penurias de hambre, de sed, está a la vuelta
del camino.
Es en ese marco, en ese contexto,
donde por suerte los pueblos con inteligencia van a encontrando caminos de
resistencia a los amos del mundo, es en ese contexto que el Uruguay está en una
coyuntura equiparable, de alguna manera a la coyuntura que tiene el planeta.
Realmente nunca estuvo tan amenazada nuestra naturaleza, nuestra supervivencia
como pueblo, por lo menos a la vida que estamos acostumbrados, donde uno abría
una llave de agua y tomaba un vaso de agua, cuando uno respiraba aire puro en
el campo y el agua que llovía no era lluvia ácida sino agua pura que se podía
guardar en aljibes. Nunca estuvo tan amenazada nuestra forma de vida, nunca fue
tan degradada la vida social, a través de una violencia social absolutamente
incontenible. Nunca se vivió una coyuntura tal, pero si nosotros decimos a
nivel de país estamos teniendo eso también hay que aclarar una cosa, al mismo
tiempo que vivimos esa angustia, nunca vivimos tanta esperanza, caminando el
país, conversando con la gente, hay tanto saber acumulado, tantas ganas de
hacer cosas, tantas propuestas, que lo
que a veces le falta a la gente para no caer en el desaliento, la gente que
está pensando en una cooperativa productiva, en cuidar la tierra, en recuperar
la agricultura tradicional, en recuperar la pradera, en mimar la tierra,
quererla, hacerla producir sustentablemente, a veces el desaliento es porque no
saben cuántos somos. La gente aislada en su pago cree que es la excepción de un
país que va a contrapelo de lo que él cree y sueña. Y lo que no sabe que lo que
va a contrapelo es este gobierno entreguista, con la complicidad de los cuatro
partidos en el parlamento, pero lo que él cree y sueña es lo que cree y sueña
la inmensa mayoría de los orientales.
- Avanza – La propuesta sería
entonces unirnos y caminar todos juntos.
- Abella – Cuando nosotros
descubrimos, caminando el país, cuánto
saber, cuánta capacidad deformas productivas, de construir también la sociedad
con formas humanas de relacionamiento, uno tiene una enorme confianza, un
enorme optimismo y un enorme convicción del sacrificio que todos hacemos, de
caminar de reunirnos, de recorrer el país. El sacrificio enorme que hace la gente
que nos recibe, a veces dejando alternativas familiares o la alegría de
compartir un rato con los hijos para estar trabajando con nosotros en esta
“admirable alarma” que es este proyecto, es que uno dice “vale la pena”, valen
la pena los renunciamientos que hacemos porque estamos sembrando, o mejor dicho
estamos empezando a cosechar lo que tanta gente sembró en tantos sueños antes
que nosotros.
- Avanza - ¿Se trata entonces de continuar la lucha?
- Abella –En realidad somos hijos
de un país donde se soñó mucho, donde se luchó y mucha gente murió por sus
ideas, y no estoy hablando solo de la izquierda, estoy hablando de gente que
murió por sus ideas desde el ciclo artiguista para acá, y aún antes. Estamos
hablando de una tierra que merece otro destino y que lo va a tener por la
voluntad mayoritaria de sus hijos que ya se están encontrando en el plano de la
protesta social y que nosotros como Asamblea Popular – Unidad Popular, vamos a
contribuir con nuestro granito de arena para que también el encuentro se haga
en el plano político, no para ganar cargos políticos sino porque solo el debate
político lleva a la implementación de políticas públicas que ayuden y no
tranquen, que impulsen y no destruyan la enorme energía y el caudal creativo,
la convicción y los saberes de nuestro pueblo.
Es una coyuntura planetaria
dramática y una coyuntura donde Uruguay está en la cruz de los caminos. Si
seguimos siendo, tenemos que cambiar, no
porque queramos cambiar sino porque nos cambiaron las reglas de juego. Los
últimos gobiernos privatizantes, extranjerizantes, destruyendo el recurso
tierra, destruyendo el recurso agua, destruyendo la esperanza del pueblo,
generando dinastías de perdedores, nos cambiaron incluso las reglas de juego de
un Uruguay que tenía injustitas pero era mejor. Ahora para sobrevivir tenemos
que cambiar, pero en segundo lugar hay esperanzas y a hay con qué, tenemos la
capacidad de construir.
Es en ese marco que la Asamblea
Popular y ahora esta maravillosa realidad de la Unidad Popular que se ha
encarado la campaña electoral para el año 2014.
Y es en ese marco que ya en el
primer semestre del año 2013, tenemos programa, tenemos organización, tenemos
sedes, -con mil sacrificios-, y tenemos candidatos.
En última instancia los
candidatos hoy, -como van a ser los diputados electos que pongamos mañana-,
somos el brazo ejecutor del cerebro colectivo de la Asamblea Popular-Unidad
Popular. Cerebro colectivo que tiene en su periferia y se nutre de la
construcción colectiva de nuestros pueblo trabajador.
- Avanza – La Unidad Popular –
Asamblea Popular, arrancó temprano la campaña.
- Abella – Empezamos temprano
porque el primer objetivo de nuestra campaña electoral es romper el cerco del
silencio, saber que la ciudadanía sepa que hay una opción que no tiene nada que
ver con los lemas de los cuatro partidos que tiene representación
parlamentaria.
Cuando no se tiene recursos para
una campaña publicitaria, hay que caminar el país, hay que recorrerlo y a
partir de los grupos locales organizados y su admirable unidad, ir recogiendo
la voz de todos y dando la voz de Asamblea Popular-Unidad Popular.
Las giras electorales que hemos
empezado tienen más de marcha cañera que de gira convencional, porque no
tenemos ómnibus con banderas, no paramos en hoteles ni hacemos cenas en
restaurantes de las capitales de las ciudades del interior del país. Trillamos
los lugares rurales, trillamos los urbanos y a veces el almuerzo puede ser una
manta de carpincho y al día siguiente un pan con mortadela, ofrecido por la
mano generosa y humilde de compañeros que nos recibe con lo mejor que puede
darnos.
Es en ese camino, en esa marcha
cañera, en esa marcha a la intemperie que vamos haciéndonos millonarios en
afectos y vamos descubriendo que para que una persona nos enseñe, sobre
apicultura, sobre cunicultura, sobre el manejo de praderas, no hace falta que
nos vote.
Cuando lee nuestra lealtad,
cuando lee nuestro amor por las cosas nos entrega generoso su saber, sus
conocimientos su experiencia acumulativa, sin pedirnos condición alguna Lo que
decía Atahualpa “una amistad sin revés”, eso que va mucho más allá de nuestra
campaña electoral.
Nuestra campaña electoral no es
el texto que presentamos sino el pretexto para generar redes, para generar
vínculos donde el mejor producto somos nosotros mismos, pero que
inevitablemente pasa también por pedir el voto porque nosotros en el plano
electoral tenemos dos objetivos; primero hacer de nuestra campaña electoral un
contacto con nuestro pueblo trabajador, de las redes que tiene el pueblo
trabajador, y en segundo lugar conseguir una bancada parlamentaria.
Quizás nunca se nos simplifique
tanto una numerosa bancada parlamentaria como esta vez. El desprestigio en que
han caído las posiciones de la nueva derecha que se llama Frente Amplio, la
nueva derecha en el gobierno, que ha hecho que se fagoticen entre ellos, con acusaciones mutuas y lo que
implica su deterioro, no ha hecho sorprendentemente que crezca la oposición. No
hay un vuelco masivo de la gente desencantada a volver a votar blancos o
colorados o al partido mal llamado Independiente, el partido dependiente de las
empresas.
La gente va más para el voto en
blanco, para el desánimo, para la desesperación y para la incredulidad y
ninguno de los partidos con representación parlamentaria es creíble. Ningún
partido hoy con representación parlamentaria ha logrado galvanizar una mística
y ha logrado recuperar la credibilidad pública. Por lo tanto desde ese punto de
vista tenemos inmejorables circunstancias para trabajar, trabajar sin apuros,
sin urgencias. Esa es la tónica de nuestra campaña electoral modesta, a la
intemperie, pero eso sí: trabajar sobre la base de que no hay campaña posible
si no es sobre la generosa e inteligente lúcida
organización local . Grupos locales de la Unidad Popular son una red
invisible que va a todos los rinconcitos de su área de acción. Son además una
usina elaboradora de ideas concretas y de soluciones concretas a efectos de
plasmar en las 35 medidas generales, darles carne y hacerlas aplicables para
cambios inmediatos el primer día de poder popular local. Cambios estratégicos,
sistemáticos, rigurosos, viables en
cortos plazos.
Cuando uno ve los proyectos que
existen, incluso los que hay y que a veces se vinculan con proyectos
finlandeses, en una auténtica integración popular de cosas complementarias, uno
se da cuenta que es injusto cuando se
nos acusa de no querer inversión extranjera. Claro que importa a un país en
desarrollo la inversión extranjera, pero dialogando con un país soberano que
tiene un proyecto de país.
- Avanza - ¿Qué le preocupa a
Abella?
- Abella – Lo que a nosotros nos
preocupa es un país que se remata a sí mismo, que se suicida a sí mismo, que se
vende al mejor postor y que está haciendo lo que hacen los cuatro partidos con
representación parlamentaria en este momento, entregar el rico patrimonio de
los orientales al bajo precio de la necesidad de unos pocos.
Ese es el momento que vivimos, un
momento internacional dramático, pero esperanzador. Un momento nacional
dramático, pero esperanzador y en el seno de él sentirnos de alguna manera
somos herederos de una tradición, somos depositarios de un patrimonio y la
inmensa responsabilidad de que la gente que nos oye deposita en nosotros su
confianza y somos simplemente en una carrera de postas, -en este caso me
refiero a la fórmula presidencial-, que por consenso de nos ha honrado con
elegirnos, los portadores visibles de la antorcha que será inexorablemente
entregada a los diputados populares electos que también son portadores de
antorchas, pero no decisores en modo alguno, sino servidores de un proyecto
político popular, al servicio de la causa popular más noble donde está en juego
supervivencia y la calidad de vida de nuestro pueblo trabajador rural y
urbano.
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