jueves, 16 de octubre de 2008

Si sos joven... vas a la cárcel

El pasado 2 de octubre el diario Primera Hora de San José, titulaba “74% de los encarcelados en San José durante setiembre no supera los 30 años”. Esta cifra que es un fuerte indicador del deterioro social que hoy viven nuestras sociedades marca con claridad las huellas que deja este modelo económico neoliberal, adoptado primero por los partidos tradicionales y profundizado por el actual gobierno.


El mismo periódico indica más adelante datos más precisos y más angustiantes, “... de los procesados con prisión, la mitad tienen de 20 a 25 años”, pero además casi un 15% de los mismos no tiene 20 años cumplidos. Estas cifras, que son reales, son claros señaladores del deterioro marginal que ha generado este modelo económico en nuestra población. Crecen los cinturones de pobreza y cada día son más los jóvenes excluidos del sistema. Muy probablemente en unos seis meses nuestro país entre en una nueva crisis, producto de los efectos de las caídas económicas en Europa, en Estados Unidos y Asia que van a terminar provocando una gran brete económico en América Latina. Todos los gobiernos de la región que ponen su énfasis en el mercado mundial, -según señalan diferentes analistas-, van a sufrir enormes pérdidas. Y estas crisis volverán a caer sobre las franjas más desprotegidas y sobre los empleados y obreros ya que se recortarán los gastos sociales y económicos. Estos gobernantes que han dejado de lado el desarrollo interno, para poner énfasis en las inversiones extranjeras y países muy integrados a los mercados que están cayendo, van a ser profundamente afectados. Quizás solo así comprendamos como población el fracaso total de la política de mercado. Las crisis son cada vez más cercanas en el tiempo y nuestras economías atadas al neoliberalismo, sucumben junto con el modelo. Consecuencia de ello nuevas franjas se caerán del sistema. Al no haber desarrollo interno, ni fomento de la producción nacional, no quedan industrias ni fábricas nacionales, y el campo, -nuestra principal riqueza, ha pasado en porcentajes alarmantes a manos extranjeras. En ese espacio hay muy poco para ofrecerle a nuestra juventud y las actuales conducciones económicas o dentro de las teorías de desarrollo de los principales sectores políticos del país, tampoco se vislumbra un cambio de timón. Es la actual situación un problema de la sociedad toda. La mayoría de los presos son víctimas de haber venido al mundo a venir a formar parte de la clase social olvidada. Gobierno tras gobierno ignoró el tema, profundizó el modelo económico, y ahora que ven la bomba de tiempo, se rascan la cabeza. El problema será más agudo en los tiempos y generaciones venideras, y es imprevisible las situaciones futuras. Hoy tenemos, además de las cárceles para aquellos que delinquen, una suerte de prisión en nuestros hogares. Rejas, alarmas, guardias de seguridad pululan en los centros poblados, en una realidad que cambió hace muy pocos años. Ahora, bien ¿qué le ofrecen este modelo de cárceles a estos jóvenes?. Todas las cárceles, aunque las pinten de colores o le pongan música ambiental, es una estructura de violencia y un mecanismo de castigo, que las sociedades han creado para aquellos que sobrepasan lo legalmente tolerable. Esa estructura de violencia e imposición que pasa por variados aspectos: la vida cotidiana de la prisión, su organización, el relacionamiento de los presos y los guardias, o entre los presos entre sí, su estructura arquitectónica y todo lo que compone la vida en la prisión. Se agrega a ello, el problema de la sobrepoblación en las cárceles que es casi una moneda corriente en nuestro país. Falta de infraestructura, se gasta mucho dinero en su mantenimiento pero los resultados al parecer no son muy positivos. Difícil tema el de la delincuencia, como se da en el Uruguay, donde la población carcelaria es mayormente de jóvenes de entre 18 a 25 años, y se da por una marginalidad extrema. El principal problema de las cárceles en los paises sub-desarrollados, según los estudiosos del tema, es que las cárceles son escuelas de delincuencia, en estas instituciones no se rehabilitan personas. Aumenta el número de presos, sin embargo la delincuencia crece aún mas. Mas cárceles no solucionan nada. Solucionar primero los orígenes del delito: pobreza, ignorancia y desigualdad de oportunidades en una sociedad injusta. Lo demás es malgastar recursos para aparentar que se combate la delincuencia . El problema carcelario siempre es el último en la agenda, sólo a los afectados directamente les importa, el resto de nosotros preferimos pensar que no existen. Un problema bastante serio y de difícil solución pero no imposible. Consideramos que el problema es básicamente de la estructura social y económica, como así también de la educación. Debemos mejorar nuestros sistemas educativos, debemos hacer que los niños y niñas se sientan útiles, responsables y con ganas de superarse . La crisis carcelaria de estos países no tienen solución dentro de las mismas estructuras de ese sistema. Se necesita terminar con todo el estado de injusticia social, y económica de estos tipos de gobiernos. El problema no está en las cárceles, el problema es afuera, en la sociedad, en el sistema que obliga a delinquir para subsistir, las cárceles son solo el reflejo de los males que afectan a la sociedad. El problema final son las cárceles pero en definitiva es la pobreza que excluye a los pobladores del país . Quizás el problema no es como mejorar las cárceles.... el problema es evitar que haya tantos presos... una sociedad que genera tantos delincuentes está enferma, por definición. El problema sería cambiar la manera de pensar de nuestras sociedades enfermas, hacia formas más naturales de vivir, que originen menos frustración.- Las cárceles son en definitiva el eco de lo que sucede en una ciudad. Si las cárceles están llenas es porque algo en la sociedad está andando muy mal.

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